Hubo divertimentos varios, desde el juego del corchito, donde desde una pequeña distancia se buscaba meter el corchito dentro de una copa, también el tiro al blanco, en el que había que derribar las botellas arrojando una pelotita. Había regalos para todos los ganadores; eran canastas con varios set de limpieza, alimentos, y otros objetos. Durante la celebración, se vendieron rifas para llevarse el premio mayor: la gran canasta llena de artículos. También estaba el mini basket y unos metros más allá los ricos choripanes y hamburguesas preparadas por el parrillero oficial: Juan Pablo.
La música, sonando desde los controles del DJ, tampoco faltó en la fiesta, que fue adornada con mucho esmero por las seños que colgaron globos y guirnaldas por todos lados. Hubo muchos presentes, alumnos de nuestro Colegio y sus familias, amigos e invitados. El metegol despertó pasiones en todos los jugadores.
Belén Godoy nos cuenta sus percepciones: había muchos juegos, te daban si ganabas un ticket con un premio que retirabas en otro aula. Para jugar tenías que comprar como un bono y te iban tachando los juegos. Yo jugué a todos los juegos, el que más me gustó fue el de basket, porque es mi favorito. Comí un paty con mayonesa y una gaseosa. Fui con mi novio, Rodolfo, que lo conocí en Génesis la otra escuela donde iba. No hay ninguna foto nuestra porque no me pescaron. Él no jugó porque me dijo que era un queso jugando. A mi novio le gustó la fiesta. Lo mejor fue que había mucha gente, estaba lleno. Lo que menos me gustó fue que había mucho humo y olor a paty, chorizo, al otro día me tuve que bañar. El año que viene voy a venir aunque este sea mi último año. Tienen que poner más juegos, con cartas o de fútbol.
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